Historia de Madrid la capital de España

Los primero registros históricos que se tienen de España se remontan a la época musulmana; de allí comenzó el turismo en Madrid Sus antecedentes tienen que ver con una fortaleza construida en el lugar que hoy ocupa el Palacio Real; ello para vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama y ser punto de partida de razzias contra reinos cristianos del norte.

La fortaleza recibía el nombre de Mayrit cuyo significado no está muy claro, aunque al parecer hace alusión a la abundancia de arroyos y aguas subterráneas del lugar en el que se encontraba ubicada. Fue ocupada temporalmente por Ramiro II durante el año 932 y Alfonso VI la incluyó en los territorios ganados a    al –Andalus.

Se tiene la idea de que alrededor de dicha fortaleza creció la villa de Madrid gracias, entre otras cosas, a las medidas de repoblación de los monarcas y entre las cuales figura la concesión del fuero en el año 1202.  Según la historia de Madrid, entre los años 1339 y 1340 Alfonso XI reunió algunas cortes al igual que lo hizo Enrique III durante su reinado.

Comienzos de Madrid.

Madrid comenzó a cobrar verdadera importancia cuando Felipe II trasladó su corte en el año 1561 y al hacerlo surgió la necesidad de determinadas reformas urbanas a razón de las cuales tuvieron lugar arrabales fuera de lo que constituía el recinto medieval.

Su superficie urbana se fue expandiendo progresivamente al igual que la cantidad de habitantes, pasando de 4000 a 37000 para el año 1594. Por muchos años hubo pobres legítimos e impedidos que deambulaban solicitando limosna y el resto de la población estaba compuesta por extranjeros y antiguos peregrinos de Santiago y ex soldados.

Los picaros y rufianes representaban la base de la pirámide social y para esta época el descontento por falta de pan y la subida de precios, eran explotados por ciertos partidos para alentar motines.

Madrid se convirtió en foco principal de la vida artística y literaria del país, principalmente gracias a la instalación de cortes  y organismos centrales políticos administrativos, atrayendo multitud de artistas españoles y extranjeros.

Las construcciones más destacadas de los Austrias fueron algunos templos eclesiásticos, la Plaza Mayor, la cárcel de la corte y el Ayuntamiento.

En la guerra de sucesión a la corona de Carlos II, Madrid permaneció fiel a los Borbones y como recompensa los monarcas decidieron hacerla la capital de un estado centralizado con todas las ventajas que ello implicaba. Para ese momento el Madrid de los Borbones experimentó mejoras realmente significativas.