Origen de la oración de la mañana

La oración de la mañana se comenzó a utilizar por primera vez en Israel, la misma nunca fue dejada como una decisión de cada persona o a la improvisación de los grupos, porque se trataba de un compromiso muy importante para expresar la pertenencia al pueblo de Dios, por eso nunca fue considerada la oración al despertar como un hecho libre y que se dejaba a la discreción y capricho de los israelitas.

En el tiempo de Jesus y en los inicios de la comunidad cristiana, este compromiso era marcado por una estructura de oración precisa, que comprendía la recitación de fórmulas de oración en diferentes momentos del día, ningún ciudadano de Israel podía saltarse la oración en algunos momentos del día.

Principales momentos del día en el que se oraba

En Israel existía la costumbre de recitar una oración dos veces al día, es decir, en la mañana y en la tarde, y se hacía una breve fórmula de oración basada en algunos textos de la Biblia, en especial de Deuteronomio, el Libro de los Números.

La oración de la mañana y de la tarde generalmente se acompañaba por el pueblo de la antigua alianza, con algunos sacrificios diarios,  que se realizaban en el templo de Jerusalén, de esta manera las oraciones en ambos momentos del día representaban la acción de ofrecer algo a Dios por parte de los israelitas junto a los sacrificios vespertinos y matutinos.

Muchos historiadores llegaron a concluir que de esta tradición proviene el origen de la oración de la mañana y de la tarde que se ha desarrollado en la actualidad, dentro del cristianismo, aunque su origen puede provenir de otro lugar, todos sabemos que los momentos de oración son una referencia que corresponden a las grandes religiones históricas.

Aunque la oración de la mañana y de la tarde son de carácter universal, no existen dudas de que esta tradición se fue tomando de manera progresiva del pueblo de Israel y que con el pasar del tiempo se ha acentuado más, porque desde el punto de vista teológico es una profesión de fe ante Dios nuestro creador.

Es posible que esta tradición israelita también haya dado origen a la costumbre de los primeros cristianos de recitar tres veces al día el Padre Nuestro y posteriormente la oración de la hora Tercia, Sexta y Nona, consideradas como oraciones tradicionales, pero en este caso tenían carácter privado y facultativo, por lo tanto, en este aspecto difería un poco de la tradición de Israel.